viernes, 11 de febrero de 2022

LA DURACIÓN DEL TIEMPO (2) Autor : Enrique Garralaga Robres.


 

LA VISITA DE EINSTEIN A ZARAGOZA.-


Estando cercana la conmemoración del centenario de la visita del famoso científico alemán Albert Einstein a Zaragoza, en Marzo de 1923, recordaré brevemente cómo y porqué tuvo lugar.

Cuando en 1905, el entonces joven y desconocido Albert Einstein publicó su Teoría de la Relatividad Restringida, casi todos los científicos de las Universidades más importantes del mundo lo tacharon poco menos que de loco, o le ignoraron o despreciaron abiertamente.

Fueron muy pocos los que en aquel momento supieron comprender que su Teoría, aunque en principio era aparentemente disparatada, sin embargo era cierta, y que además iba a tener una importancia enorme en el futuro. Entre ellos se encontraba D. Blas Cabrera, que entonces era Catedrático de Electromagnetismo de la Facultad de Ciencias Físicas de la Universidad de Zaragoza, quien fue uno de los primeros en elogiar con entusiasmo dicha Teoría en varias publicaciones científicas. 

Andando el tiempo, Einstein y Cabrera se conocieron personalmente y llegaron a entablar una entrañable amistad.


Blas Cabrera, el gran físico español amigo de Einstein

Los dos grandes amigos: Albert Einstein (izquierda) y Blas Cabrera (derecha)

Dos de los científicos más destacados de todos los tiempos, Albert Einstein y Madame Curie, que también mantenía una gran amistad con Cabrera, siempre insistieron en que a cualquiera de los congresos científicos más importantes del mundo, nunca podía faltar este eminente Físico español, que por cierto, es hoy en día casi totalmente desconocido en España.


Blas Cabrera, la Edad de Plata de la ciencia y la tercera España

Blas Cabrera y Marie Curie


En 1923, Einstein, que ya había recibido el Premio Nobel de Física, y que era toda una celebridad mundial, tenía una agenda repleta de conferencias, cursos y otros eventos.  Las más prestigiosas Universidades, Academias Científicas y otras Instituciones de todo el mundo se disputaban su presencia. Gracias a su amistad con Blas Cabrera, accedió a reservar un hueco en su agenda, y desembarcar en Barcelona, para llegar en tren a Zaragoza, donde permaneció del 12 al 14 de marzo de dicho año.

En su Universidad dio dos conferencias, y después siguió viaje a Madrid, donde dio otra conferencia en la famosa “Residencia de estudiantes”, y otra más en la Real Academia de Ciencias, de la que fue nombrado Académico de Honor, y donde además fue condecorado por el Rey Alfonso XIII. Lo vemos en la fotografía siguiente, en la que también está presente su amigo Blas Cabrera. En aquella ocasión, Einstein conoció a D. Santiago Ramón y Cajal, ilustre científico aragonés, que en 1906, había sido galardonado con el Premio Nobel de Medicina.


El Nobel que le regatearon a Albert Einstein

Alfonso XIII, Albert Einstein, Blas Cabrera




Terminaremos relatando cuatro anécdotas sucedidas durante la estancia de Einstein en Zaragoza, leídas en el periódico “El Heraldo de Aragón”. 

  • Einstein, que no hablaba nuestro idioma, pronunció dos conferencias en francés, en el edificio que entonces era la sede de las Facultades de Medicina y Ciencias de Zaragoza, y que hoy en día es el Edificio Paraninfo de dicha Universidad, en la Plaza de Paraíso. Era tal su fama, que en la primera conferencia, el público zaragozano se agolpó para ver y escuchar al gran genio de la Física. La sala estaba totalmente abarrotada y se había quedado mucha gente fuera. Pero no debieron de entenderle muy bien la mayoría de los zaragozanos, ni tampoco les debió de parecer muy atractiva su conferencia, porque el día siguiente, a la segunda, sólo asistieron algunos Profesores y alumnos de las Facultades de Ciencias.


  • La Universidad y el Ayuntamiento de Zaragoza agasajaron a Einstein con una cena de gala en el antiguo Casino Mercantil, el bonito edificio modernista situado en el Coso 29, muy cerca de la Plaza de España. Se sabía que Einstein era muy aficionado a la música y que era todo un virtuoso con el violín. Alguien le acercó uno, y Einstein tocó música española, de Sarasate, siendo muy aplaudido. Después, oyó a una rondalla cantar algunas jotas, que parece ser que le agradaron mucho, y finalmente se le llevó al Teatro Principal, donde asistió a una representación de Zarzuela.


  • Einstein, según manifestaba él mismo, quedó gratamente impresionado tras su visita a Zaragoza. Le dijo a un periodista: “En ninguna otra ciudad, como en ésta, he podido apreciar la verdadera esencia del alma española”.


  • Paseando Einstein una mañana por las calles de Zaragoza, en compañía de algunos Profesores de la Universidad, se le acercó una mujer, que le reconoció porque había visto su foto en el “Heraldo de Aragón”. Se plantó frente a él, y le gritó con gran entusiasmo: “¡Viva el inventor del automóvil!”. Einstein se rió mucho cuando sus acompañantes le tradujeron lo que le había dicho aquella mujer zaragozana.




Autor : Enrique Garralaga Robres.

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