Pocas veces pensamos en lo riquísimo que tuvo que ser el Patrimonio Artístico y Documental que atesoraba la Villa de Híjar, como corresponde a un importante núcleo de población, que además fue sede de una de las casas nobles más influyentes de Aragón y de España. Sin embargo, lamentablemente, Híjar ha perdido una gran parte del importante Patrimonio Artístico del que gozaba en tiempos pasados. Tengo la intención de escribir una serie de artículos, para recordar algunas de estas pérdidas patrimoniales, que irán apareciendo próximamente.
Los meses iniciales de la Guerra Civil española, a partir de julio de 1936, fueron momentos absolutamente trágicos, en los que se destruyó una parte muy importante del Patrimonio Histórico y Documental de la Villa de Híjar y de las poblaciones cercanas. Y por si fuera poco, a esta pérdida de tesoros artísticos de valor incalculable, se unió también la pérdida de muchas vidas humanas. Comenzamos esta serie de artículos dedicados a las pérdidas irreparables de nuestro Patrimonio, recordando uno de los monumentos que desapareció en aquellos días. Está dividido en dos partes.
EL CONVENTO DE NUESTRA SEÑORA DE LOS ÁNGELES DE HÍJAR (Primera parte).-
Al hablar de la quema y destrucción del Convento de Híjar, enseguida nos viene a la memoria el edificio que todos recordamos en ruinas, que vemos en la siguiente fotografía. Los muchos años transcurridos desde su incendio en 1936, todavía no han conseguido derribar sus muros exteriores, que aún resisten en pie.
Esta imagen del Convento, tan familiar, nos despierta inevitablemente una sensación de nostalgia. Nuestros padres y abuelos lo han conocido en sus buenos tiempos, cuando estaba habitado por los frailes capuchinos. Les hemos oído contar que entonces lo visitaban a menudo muchos hijaranos, bien para acudir a ceremonias religiosas, o bien para que recibieran clases los niños, o por otros motivos, tales como la simple amistad o las relaciones de buena vecindad con los frailes.
Pero no era esta misma imagen del Convento la que guardaban en sus recuerdos los hijaranos que vivieron antes del año 1902. No olvidemos que el primitivo Convento no era éste, sino el que fue fundado en 1524 en este mismo lugar por D. Luis Fernández de Híjar y Ramírez de Arellano, para entregarlo a los frailes Franciscanos, con el nombre de Convento de Nuestra Señora de los Ángeles. Se cree a su vez, que es probable que antes de 1524 ya existieran aquí las ruinas de algún otro edificio religioso, todavía más antiguo, del que no se sabe casi nada.
¿Cómo era la fachada de este primer Convento? ¿Era muy parecida a la del Convento actual, que también está ya en ruinas? No he podido encontrar fotografías, dibujos ni reproducciones gráficas del Convento fundado en 1524. Si alguno de los lectores las tiene, le agradecería que me lo comunique a través de los comentarios a este blog.
Ni tan siquiera quedan las ruinas completas de este primer edificio. Desde 1524 hasta 1835 estuvo habitado ininterrumpidamente por los Franciscanos, pero en este último año se obligó a los frailes a abandonarlo, a causa de la desamortización de los bienes de la Iglesia, decretada por el Ministro Mendizábal. Con el paso del tiempo, al quedar definitivamente deshabitados, tanto la Iglesia como el edificio del Convento, se fueron deteriorando cada vez más; por lo que a pesar de que desde 1841 hasta 1858 volvieron a estar habitados por unas monjas Clarisas, también éstas tuvieron que abandonarlos, porque amenazaban ruina. En este estado tan lamentable continuaban en 1902.
En ese año se demolió el antiguo Convento. He oído decir que se aprovecharon algunos de sus bloques de piedra sillar para la cimentación y primer piso de las antiguas escuelas y del colegio que hay en la cuesta de la Abadía, que se estaban construyendo entonces; lo que no es de extrañar, porque la reutilización de materiales de construcción es una constante en todos los tiempos y en todos los lugares.
En 1903, en el mismo lugar que había ocupado el antiguo Convento, se comenzó a reedificar uno nuevo. Su construcción fue costeada por los vecinos de Híjar, que aportaron dinero, jornales, caballerías, herramientas, materiales, etc. Tras la autorización del Arzobispado de Zaragoza, fue bendecido e inaugurado en 1904, y a partir de entonces lo habitó una comunidad de Padres Capuchinos.
Constaba de una Iglesia y del edificio conventual adyacente, que tenía un claustro, sobre el que se situaban las celdas que habitaban los religiosos, más una sala de visitas y una biblioteca. Al igual que el Convento antiguo, el nuevo siguió disfrutando del privilegio de riego para su huerta que le había sido concedido por su fundador en el siglo XVI.
También nos han llegado algunas descripciones escritas y fotografías de cómo era su interior. La imagen de Nuestra Señora de Los Ángeles presidia el Altar Mayor, con San José y San Antonio, uno a cada lado de ella. En las capillas laterales, estaban las imágenes del Sagrado Corazón de Jesús, de la Inmaculada, de San Francisco de Asís, y de Santa Isabel, talladas en madera por los propios frailes. También había una imagen de la Divina Pastora, esculpida en piedra.
Existen bastantes testimonios escritos, muchos de los cuales se han podido leer en el blog “eshijar”, sobre varios aspectos de la vida conventual y sobre las buenas relaciones que existían entre los frailes y los vecinos de Híjar. Fueron redactados a partir de los recuerdos personales de muchos hijaranos, que habían sido alumnos de los Capuchinos en este Convento. Algunos de estos frailes todavía hoy son muy gratamente recordados.
Pero la nueva Iglesia y el nuevo Convento tuvieron una corta vida; tan solo desde 1904, año de su inauguración, hasta el trágico verano de 1936, cuando los milicianos anarquistas que ocuparon Híjar los incendiaron y destruyeron; así como todo lo que ambos edificios contenían: las imágenes, objetos, ornamentos y vestiduras litúrgicos, libros, documentos, muebles, cuadros, etc. Todo ardió. La mayor parte de los frailes pudo escapar a tiempo, gracias a la ayuda prestada por algunos vecinos de Híjar.
Este edificio ya no se reedificó después de la guerra, por lo que el paso del tiempo ha ido arruinándolo todavía más. Vemos en las fotografías siguientes el aspecto actual de la Iglesia y el del Convento. Comprensiblemente, es inevitable un sentimiento de tristeza cada vez que se vuelve a pasar por aquí. Tristeza, sobre todo, porque no fue una catástrofe natural la causante de tanta destrucción, sino otra peor: el odio entre españoles, que también ocasionó la pérdida de muchas vidas humanas.
Intentando dejar atrás el recuerdo de aquellos acontecimientos tan nefastos, la segunda parte de este artículo estará dedicada al primer Convento, aquél que fue fundado en 1524 y derruido en 1902, y de cuyo edificio ya no queda nada. Parece ser que contenía notables Obras de Arte. Que se sepa, había al menos en su interior, los dos sepulcros, magníficamente tallados en alabastro en el siglo XVI, de su fundador, D. Luis Fernández de Híjar y Ramírez de Arellano y de su esposa. Algunos autores los han atribuido al gran escultor Juan de Lyceire. Sorprendentemente, tras varios avatares, y a pesar del mucho tiempo transcurrido, aún queda algo de ellos, como veremos en la segunda parte.
Autor : Enrique Garralaga Robres.
No hay comentarios:
Publicar un comentario