Mis primeras partidas de ajedrez las recuerdo en la Casica del Castillo, así llamábamos al que había sido centro de la OJE y que en aquellos años, veo más como un teleclub. Veíamos la tele, que no estaba en todas las casa ni mucho menos, jugábamos al pimpón, futbolín y juegos de mesa, entre ellos el ajedrez. También había una pequeña biblioteca.
Más adelante veía partidas en El Club, recuerdo a Fabián, a los hermanos Monzón, Diego Lasala, Forcada, y empecé a jugar alguna partida con ellos.
Para mí la Casa del Hijarano fue definitiva. A la hora del café, cuando muchos llegaban para su partida de cartas, otros íbamos buscando el ajedrez. Algunas tardes dos y tres tableros estaban en marcha, contando siempre con el entusiasmo de David Cidraque, por entonces, gerente del hostal.
Incluso algunos usuarios del restaurante, aprovechaban su paso por el hostal para echar unas partidas. Recuerdo a Tomás, técnico de TV, natural de Caspe, cuando estaba de reparaciones por Híjar, no perdía la ocasión del juego. Hicimos buena amistad y tal es así que propicio unos encuentros entre ambos pueblos. Recuerdo haber jugado en Caspe siendo fiestas, en la Plaza del Ayuntamiento; así como varias visitas de los caspolinos a nuestro pueblo.
Es por entonces cuando llega a Híjar como registrador de la propiedad, Juan José Ortín. De un nivel muy superior al nuestro, los lunes nos contaba su partida del domingo, (él por entonces jugaba en Barcelona) la analizaba y desmenuzaba para una mejor comprensión por nuestra parte. En una ocasión le vi jugar dos simultaneas, pero a la ciega, o sea de memoria y sin ver el tablero.
También nos animó a que formásemos un equipo y disputásemos la liga provincial.
Ese primer equipo lo formamos:
Luis Monzón Lasala
Pablo Monzón Lasala
Jesús Forcada Robres
David Cidraque Bielsa
Ramón Sorribas Espinosa
José Luis Lorén Espinosa
Javier Gracia Álvarez
Pablo Gimeno Cidraque
Al no haber liga en Teruel y por la proximidad con Zaragoza, nos admitieron en esa federación. Durante dos temporadas, (1982-83 y 1983-84) jugamos esa liga con un aprobado, pues en ambas ocasiones quedamos a media tabla.
Al año siguiente, no fuimos admitidos para jugar, debido a las quejas de los equipos que no querían ese desplazamiento. Hay que tener en cuenta, que todos los equipos eran de Zaragoza capital y les costaba tiempo y dinero que estuviésemos en su grupo. Con ese argumento consiguieron que la Federación no nos inscribiera. Claro que mayor era el esfuerzo para nosotros que teníamos que desplazarnos a Zaragoza la mitad de las semanas, corriendo a cargo de los jugadores los gastos que pudieran derivarse. Desde entonces el ajedrez siguió en el Calvario y en el Arse, pero ya sin competiciones.
Hay que destacar el apoyo de Ibercaja, (por entonces todavía CAMPZAR) que nos donó tableros y relojes. Y del centro cultural Arse que nos daba forma legal.
Por nuestra parte hicimos variadas colaboraciones: encuentros con otros pueblos; torneo abierto en fiestas de agosto; formación de alumnos de EGB en las escuelas, participando con ellos en torneos provinciales escolares; cursos de verano en la piscina municipal, donde David Cidraque y Tomás Monzón iniciaban a los mas jóvenes. Y siempre con el entusiasmo de vivir y difundir el juego más antiguo de la humanidad.
Autor: Ramón Sorribas Espinosa.
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