martes, 13 de junio de 2017

LOS INCUNABLES DE HÍJAR. Autor : Enrique Garralaga Robres.

                                           

Antes del siglo XV eran escasísimos los libros que había en Europa. La única forma posible de reproducirlos era escribiéndolos a mano (de ahí proviene la palabra manuscritos). En consecuencia, había muy poca gente que pudiera leer y escribir, y la cultura y el saber en general avanzaban muy lentamente. La situación cambió radicalmente a partir de 1454, con la aparición del primer libro impreso, la Biblia de Gutenberg.

Aunque la imprenta nos parezca un avance tecnológico bastante sencillo, comparado con los sofisticados artilugios de los que disponemos hoy, la revolución que provocó fue, sin lugar a dudas, muy superior a la que por ejemplo, supuso la aparición de Internet en los últimos años del siglo XX. 

La Ciencia, las Humanidades, el Arte y la Cultura en general, experimentaron avances impresionantes en todo el mundo, y poco a poco, se fue desterrando el analfabetismo en Europa.
Se llama “incunables” a los libros impresos antes del año 1500. Son  muy apreciados, aunque sólo sea por su importancia histórica, pero si además contienen imágenes o textos sobresalientes, su valor es incalculable, también en términos económicos. Los libros producidos en la imprenta de los judíos de Híjar, que tuvieron que cerrar por su expulsión forzada en 1492, son todos incunables.

La “Jewish Virtual Library” www.jewishvirtuallibrary.org (Biblioteca Virtual Judía), es quizá la más importante Enciclopedia On-Line internacional sobre todo tipo de asuntos relacionados con Israel, históricos y actuales. Está escrita en inglés. Si vamos a su página de inicio y escribimos como palabra-clave de búsqueda:

“Incunabula” (esta palabra significa “Incunables” en el idioma inglés)
Nos envía a un extenso texto en el que se nos da mucha información sobre los incunables en lengua hebrea. Por ejemplo, nos dice que hay en todo el mundo 22 impresores conocidos de incunables, que tenían sus talleres respectivos en sitios tan dispares como Bolonia, Roma o Nápoles en Italia, en Lisboa o en Constantinopla. Y por supuesto, en Híjar.  También en una población cercana, Montalbán.

Leemos además, que la aparición de los libros impresos acabó con la costumbre de decorar los márgenes de los manuscritos con orlas muy vistosas. Pero son apreciadísimos los pocos incunables existentes que incluyen orlas impresas, con el fin de satisfacer a los lectores de manuscritos, que las echaban en falta. También leemos que los primeros incunables con orlas son los que salieron de la imprenta de Híjar, siendo éstas además las mejores y más logradas, como veremos enseguidda.

Este texto incluye también unas breves reseñas, que dedican sólo dos o tres líneas a todos y cada uno de los citados 22 impresores de incunables. Pero llaman la atención las reseñas de dos de ellos en particular. En primer lugar, la dedicada al número 15, que traduzco sólo parcialmente, por ser mucho más extensa que las demás. Yo mismo he resaltado algunas de sus frases en letra negrita: 

15. ELIEZER B. ABRAHAM IBN ALANTANSI, dueño de una imprenta y médico en Híjar, España. El nombre del impresor y el de la localidad se mencionan en el colofón (anotación al final del libro) …..Los libros producidos en la imprenta de Eliezer son fuera de serie por su perfección técnica y ornamentación bellísima. La orla impresa en el nº 16 ha sido elogiada por los historiadores de los libros ilustrados como el ejemplo más notable de este periodo. Animales, flores, frutos y líneas ornamentales, dibujados con la mayor delicadeza, dan vida al fondo en blanco y negro, y también se mantiene el mismo equilibrio en la composición de las letras iniciales.

 Las planchas metálicas son obra de Alfonso Fernández de Córdoba, un orfebre, platero e impresor de Valencia….(sigue una referencia, más bien técnica, sobre las planchas metálicas con caracteres latinos que utilizaron ambos para imprimir el llamado “Manuale sacramentarum dioecesis Caesaraugustanum”, libro litúrgico, que es el único que imprimieron con nuestro familiar alfabeto latino).

Si volvemos a la “Jewish Virtual Library” con otras palabras clave tales como “Híjar”, “E. ben Alantansi”, “A. Fernández de Cordoba”, etc, podemos ir obteniendo más información. Otra fuente de datos accesible por Internet es la página web del “Jewish Theological Seminary of America”, una de las instituciones culturales hebreas más prestigiosas del mundo, fuera del estado de Israel, con sede en Nueva York. En cuya biblioteca, por cierto, se conservan algunos de los mejores incunables de Híjar.

Resumo la extensa información que he ido encontrando sobre la imprenta de Híjar en estas fuentes: Los años más productivos en cantidad y calidad fueron los que van de 1485 a 1490. Alfonso Fernández de Córdoba, el autor de las planchas metálicas usadas en esta imprenta, era un judío converso, que además de ser un gran artista, era un hombre muy culto, por el que sentía gran aprecio otro hombre también muy cultivado: el primer Duque y  séptimo Señor de Híjar, D. Juan Fernández de Ixar y Cabrera. Pero al decretarse la expulsión de los judíos en 1492, y muerto el Duque, su protector, en 1493, tuvieron que desmontar completamente su taller y marcharse.


Volviendo a las reseñas de los 22 impresores de incunables en lengua judía, encontramos también otro comentario muy extenso sobre el impresor nº 17, llamado ELIEZER TOLEDANO, que tuvo su imprenta en Lisboa. También era médico. Los libros que salieron de su taller son posteriores a 1492 y fueron impresos con las mismas planchas que los de Híjar, Además, leemos, Toledo está exactamente en la mitad del camino de Híjar a Lisboa, y los historiadores sospechan que en realidad era el mismo Eliezer Ben Alantansi, que al salir de Híjar cambió su nombre para no dar pistas sobre su paradero, porque se le buscaba por un proceso judicial.

Posteriormente, en 1497, los judíos fueron expulsados también de Portugal, y ya no se sabe más.de esta imprenta.  Encuentro las siguientes frases, que creo que resumen bien sus puntos de vista sobre el importante periodo histórico, los años que precedieron a su expulsión, que vivieron en Híjar: “Aunque la Edad de Oro de los judíos en España ya había pasado, su creatividad, por medio de una nueva herramienta cultural, la imprenta, les aportó nueva vida…..El principal monumento bibliográfico de este nuevo desafío espiritual es una copia, en bellísima letra cursiva, de un volumen del código de la Ley de Jacob ben Asher, “Tur Yoreh Deah”, publicado en Híjar en 1487”.
He procurado consultar fuentes de información judías porque intento reflejar la opinión que tienen ellos sobre nuestra imprenta y sus incunables. Opinión que como acaban de comprobar, es muy favorable y llena de admiración hacia nuestro patrimonio histórico. Ahora entendemos el interés que han manifestado en diversas ocasiones por nuestro pueblo algunas asociaciones culturales judías. Saben que de Híjar salieron los mejores incunables que existen en lengua hebrea. Y además, que aquí está la Sinagoga medieval mejor conservada de Aragón.

Me gustaría “echar un vistazo” a un incunable de Híjar. Pero leo que, puesto que son auténticos tesoros bibliográficos, sólo se encuentran ejemplares o fragmentos de ellos en algunas de las mejores bibliotecas del mundo: en Londres, París, Nueva York, Frankfurt, Viena, S. Petesburgo, Oxford, Yale University, etc. Ahora bien, resulta que en nuestro país tenemos dos incunables de Híjar, que se conservan en la Biblioteca Nacional de España. Están digitalizados, y son de acceso libre y fácil, por lo que los podré “ver” cómodamente en la pantalla de mi ordenador.

 Si también los quiere ver usted, es así de sencillo: vaya  a la página web de la Biblioteca Nacional de España: www.bne.es En el lado derecho de la página de inicio verá: “Accesos directos”. Pulse en “Biblioteca Digital Hispánica”. A continuación, aparecerá un campo en blanco que le pide que escriba qué es lo que quiere ver. Escriba; “eliezer ben alantansi hijar” > “ buscar”, y le aparecerán los dos libros citados.
Si pulsamos en el título del primero “Arbâ’ a Tûrim”, nos saldrá su ficha técnica, y pulsando en “Ver Obra”, tendremos en nuestra pantalla dicho libro, perfectamente digitalizado. En su parte superior hay un pequeño cuadro para seleccionar la página que usted desee ver, de las 108 que tiene. Tenga en cuenta lo siguiente:

Los israelitas, además de escribir en el papel al contrario que nosotros, es decir, de derecha a izquierda, también leían (y siguen leyendo) sus libros al revés que nosotros. O sea, que de las dos tapas de un libro, la que nosotros llamamos “la de atrás”, para ellos es ”la de delante” y viceversa. La que para nosotros es “la última página de un libro”, para ellos es la primera, y así sucesivamente. Por tanto, si quiere ver cualquier libro hebreo en su orden correcto, deberá ir en primer lugar a la página final, (en nuestro caso, a la 108), ir pasando cada página en orden descendente, y así sucesivamente hasta llegar a la que para nosotros es la primera (y que para ellos es la última).

Vemos que la impresión del libro es de una calidad extraordinaria, para aquella época. Pero es un poco frustrante para nosotros que no podamos leer su contenido. Los judíos nunca han utilizado nuestro alfabeto latino, sino que tienen su propio sistema de signos de escritura. Además, estos libros están escritos en lengua hebrea. La producción de  la imprenta de Híjar iba destinada principalmente a la comunidad sefardí, con la excepción del ya citado “Manuale caesaraugustanum”.

Pero podemos apreciar varios detalles interesantes. Lo primero que observo es que la encuadernación no es la original: Las tapas son nuevas, mientras que las páginas están todas manchadas, probablemente con agua. Y las últimas (las primeras en nuestra numeración) están bastante rotas. Pensemos que al poco tiempo de salir este libro de la imprenta de Híjar, fueron expulsados los judíos, teniendo que marchar lejos.

Se desconoce el itinerario del libro, en cuántos lugares y países ha estado antes de ir a parar a la Biblioteca Nacional de España. Y nos haremos una idea de por cuántas manos habrá pasado, si tenemos en cuenta que salió de la imprenta de Híjar hace nada menos que 531 años. Si además, sabemos que las tiradas editoriales eran entonces muy cortas (de sólo unos 100 o poco más ejemplares cada una, este dato lo he leído también en la “Jewish Virtual Library”) creemos que es casi milagroso que haya podido llegar algún ejemplar hasta nuestros días.
El otro libro, de 120 páginas, titulado “Hami^sa hwmse T^wrah” está en un estado  de conservación algo mejor, aunque también están manchadas sus páginas. Al principio del libro (para nosotros, en la página 115) encontramos unas palabras manuscritas con tinta azul y en caracteres latinos, en inglés. Dicen que este libro perteneció a la mujer de un rabino, cuyos nombres se leen perfectamente. Es curioso que, a pesar de estar escrito en inglés, utiliza la palabra “uxor” (que significa esposa, en latín). A continuación leemos el índice del libro: Génesis, Éxodo, Levítico, Números y  Deuteronomio. Es decir, que este libro relata la parte inicial de la Biblia, que se llama “El Pentateuco”.Al final del libro (que para nosotros, está en la página 4) encontramos también otros comentarios al contenido del libro, escritos con caracteres latinos, pero esta vez en italiano. Este detalle  nos da una idea de “lo mucho que ha viajado” este libro.

Terminaré con una sorpresa: acabo de encontrar una oferta de venta de un incunable de Hijar, que usted puede consultar en e-Bay.com, con estas palabras-clave:

Judaica Antique Hebrew Bible Incunabula, 24 pages, Pentateuch, Hijar 1490.
Vemos que este ejemplar contiene el Pentateuco, que como hemos dicho antes, consiste en los cinco primeros libros de la Biblia. Pero creo que debe ser tan sólo un fragmento de dicho libro, porque no tiene más que 24 páginas. Aún así, su precio de salida mínimo es de 16.000 dólares (salvo mejor oferta), más otros 60 dólares de gastos de envío. Está usted a tiempo de poder enriquecer su biblioteca con unas páginas impresas en el barrio de San Antón de Híjar, hace 527 años.

Revise bien su desván, y si encuentra un libro viejísimo, en caracteres judíos, ya sabe que debe “tratarlo con cariño”. Gracias a los incunables salidos de su antigua imprenta, el nombre de Híjar se va dando a conocer por las más importantes bibliotecas y salas de subastas del mundo.



Autor :  Enrique  Garralaga  Robres.

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